”No conozco a ningún buen periodista que no sea honesto”

Una lección lleva a otra y hoy me han transmitido una que valoro bastante. Es como si kilos y kilos de certeza fuesen volcados sobre mis ojos y ahora, pareciera todo más claro. No es la primera vez que me quejo sobre la industria que me pilla tan de cerca, ni por supuesto, será la última. La crisis ha conducido a recortes, y no al revés como algunos creen, y estos han hecho mella, como no podría ser de otra forma, en la segunda profesión peor valorada del país después de la política, claro.

Sí, hablo de la industria de la comunicación y del periodismo. Las vacas gordas murieron, la burbuja explotó y empezaron los recortes. Desde noviembre de 2008 más de 10.000 periodistas han perdido sus puestos de trabajo y 70 medios de comunicación han dejado de decir lo que fuera que dijeran. ”Sin periodistas no hay periodismo. Sin periodismo no hay democracia”.

Los medios, las agencias… buscan gente joven, que empiece con sueldos bajos (cuando los tienen) y a los que se les presupone una formación tecnológica mayor. Para ganarse un precario puesto en la industria y lograr, si tal, meter la cabeza en una de las pequeña grietas que a veces surgen: hay que patear mucha calle, pasarlo un poco mal y tomar cañas en los bares, oía. Esto último aún no lo he comprobado.

Pero ya saben, no todo es de color negro y detrás de la tormenta siempre llega la preciada calma. Este arduo trabajo que vivimos en nuestros comienzos tendrá como consecuencia una mejora en la labor periodística. Todo es más difícil y eso me recuerda a la selección natural de Darwin. El que vale, sufrirá y llegará, y el que no, abandonará.

Saldremos de la burbuja de las redacciones, abandonaremos el periodismo de copia y pega, y quizá, algún día el periodismo sea una verdadera arma de doble filo para los que no sólo gobiernan, sino que nos representan. Y poco a poco todo mejorará. “Actualmente las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores”, decía Gabriel García Márquez.

También, alguien con muchos textos a sus espaldas de cuyo nombre no logro acordarme me dijo: ”Esta profesión es complicada. La mayoría del tiempo se pica mucha piedra. Pero hay días, algunos días, que te lo pasas tan bien, que disfrutas tanto, que merece la pena”.

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