¿Qué significa votar al PNV?

“Primero Euskadi”, dice el lema oficial del PNV. “Euskadi es lo que importa”. Sus decisiones durante los últimos cuatro años de  vida política dicen lo contrario.

1. El PNV avala la ley del PP que refuerza la implantación del ‘fracking’. Es decir, poner en jaque el medioambiente y entorno verde vasco. Las consecuencias de esta técnica de extracción de gas explotando el subsuelo  contaminan el agua que bebemos, el aire que respiramos y el suelo que pisamos, entre otra decena de efectos que provoca. En este sentido, también habéis votado en favor del fraude de Urkullu con el fracking y su alianza con dos empresas norteamericanas para abrir pozos en Euskadi.

2. El PNV, entre otras cosas, es un mago en lo que a dilapidar el dinero público se refiere. Desde el BEC, con 330 millones de deuda, y que recibió otros 30 millones no hace mucho; hasta el fracaso estrepitoso de la Supersur, que destrozó El Regato. Pasando por las ayudas públicas ilegales a Habidite, caso en el que el Tribunal General de la Unión Europea tuvo que atizar al siempre “sensato” Diputado Foral, José Luis Bilbao.

3. Nueve apellidos vascos imputados por una presunta trama de cobro de comisiones. Eso de que en Euskadi no se folla es un mito tan grande como que no hay corrupción. Destacados miembros del PNV: Iñigo Camino, el ex asesor del actual presidente Andoni Ortuzar y Juan Cruz Nieves, exalto cargo de la Diputación de Bizkaia cobraron salarios por casi 300.000 euros sin ir a su puesto de trabajo. Aún no ha salido el juicio, por cierto.

A estos ejemplos se le puede añadir el juicio por prevaricación a un ex de EA ‘fichado’ por el PNV en Muskiz y otros cuantos sobre comisiones ilegales y proyectos automovilísticos. Además, la corrupción planea sobre otra decena de casos. Más: ‘El caso Bidegi’.

4. Si eres un pequeño comerciante, tienes un problema. La maravillosa gestión del Ayuntamiento de Bilbao para mantener la imagen tradicional de la ciudad pasa por conceder licencias hosteleras a grandes franquicias en el Casco Viejo y echar a las tiendas de toda la vida del barrio. En un mes, 10 comercios se verán abocados al cierre. Muchos ya lo han hecho. 10.000 personas han pedido en Change.org que se ponga fin a esto. (Lo digo porque aún podéis evitarlo)

Su apoyo explícito al TTIP es otro ejemplo en los que el Partido Nacionalista Vasco antepone los intereses de las grandes empresas a las de sus ciudadanos. ¿Qué es el TTIP y cómo te perjudica? Aquí, aquí y aquí.

5. La idea que tiene el PNV sobre lo que es el ejercicio del Periodismo dice mucho de lo que entienden por una sociedad plural, informada y que se preste a un debate de calidad sobre temas clave. Durante la campaña electoral, los jeltzales – y en especial la candidatura del que será alcalde de Bilbao- vetaron a un medio digital, y a sus lectores, por ser críticos con su gestión. Por otro lado, el Gobierno vasco pagó 20.415 euros a medios afines por ‘informaciones’ contra la ‘ley Wert’, otros 17.500 euros por seis reportajes en medios amigos y, como denuncio UPyD, un tercer caso de reportajes encargados por el Ejecutivo al Grupo Noticias (Deia) sin indentificar que se trataba de publicidad pagada. Van 41.500€, y los que no sabremos.

6.  Aznar y la sombra del PNV. “A los nacionalistas vascos nos preocupa una combinación PP­-Ciudadanos”, expresó recientemente el cabeza de lista del PNV al Congreso por Bizkaia.

“No es la primera vez que en una campaña el PNV dice sentirse preocupado e incluso se muestra muy beligerante con el PP y luego no tiene problema alguno en apoyar un gobierno de los populares. Así sucedió con Aznar, cuya investidura apoyó el PNV en 1996, sólo unos días después del cierre de una campaña en la que se mostró muy agresivo con él. No sólo votó a favor, sino que el entonces presidente del PNV, Xabier Arzalluz cambió radicalmente su discurso y tuvo palabras muy elogiosas hacia Aznar”. Lo escribe Roberto Uriarte en eldiarionorte.

El PNV se ha aliado de forma indiscriminada con el PP en el Congreso y con Ciudadanos en el Parlamento Europeo, donde además comparten grupo parlamentario. Entre todos vetaron una moción contra el TTIP en Europa y en el Estado.

7. Por último, no podría terminar este ilustrativo post sin mencionar al Ahletic Club de Bilbao. Mientras entonaban el ‘Zu Zara Nagusia’ y ‘Gu Euskaldunak Gara’el PNV impedía que hubiera garantías laborales en las obras públicas del nuevo San Mamés. Según se denunció en su momento, el 80% de los trabajadores de un campo pagado al con buena parte del dinero público eran portugueses y el 10%, rumanos. No es la primera vez que sucede. En anteriores ocasiones ya se expusieron quejas por las condiciones de contratación de trabajadores.

Ciudadanos, sin demagogia ni prejuicios

Si hay un partido que en los últimos meses se ha alzado como una alternativa real al bipartidismo ese es Ciudadanos. Su emergencia, atribuida por muchos al empuje del Establishment financiero y mediático, ha provocado que Podemos tuviera que cambiar el discurso, explicarse y retroceder. Más allá de las críticas que desde algunos sectores de la izquierda se realiza del partido liderado por Albert Rivera, asociado con el centro, caben mencionar una serie de reflexiones que arrojen luz al debate sobre su candidatura electoral.

Desde mi punto de vista, la figura de Rivera es la más acertada para un presidente del Gobierno. Es sesudamente inteligente, sabe negociar, tiene un liderazgo entrañable con los suyos, no genera rechazo, gusta a inversores y entiende (aunque a veces de forma ciega) la necesidad de que las empresas impulsen la economía. Además, el catalán tiene planta, un discurso que genera ilusión —tan necesaria en estos tiempos que corren— y sobre todo, no es el PP ni el PSOE.

A todas luces, la opción de Ciudadanos encabezada por el líder naranja sería una opción tan aceptable o más que cualquier otra si nos encontráramos en un contexto en el que el proyecto de país estuviera definido, hubiera una brecha social menos obscena y los derechos que durante años han conseguido nuestros antepasados no estuvieran en jaque.

La elite financiera que durante décadas se ha lucrado se ha visto retratada tras la crisis. España está en un situación clave que nos definirá como país en los próximos años.  Una, dos, cientos, miles y tres millones de historias que retratan a una sociedad que ha dejado de lado a los más vulnerables. El equilibrio de poder entre un pequeño grupo de personas y el resto debe cambiar y además, hay que sentar nuevos valores y transmitírselos a una generación que estamos perdiendo.

Con un 39,7% de población joven desempleada entre 15 y 29 años en 2014, España doblaba la media europea de la tasa de paro en esta franja de edad. Y no sólo, no hay más que mirar a los más jóvenes para contemplar con temor que ya no escuchan a sus abuelos, que se han vuelto más conformistas, vagos… Es una realidad oscura a la que hemos de enfrentarnos juntos, como nación y conjunto de voces de la sociedad civil.

Emprender dicho camino se debe asentar en unos valores comunes y una serie de prioridades han de ser abordadas. La desigualdad juvenil que afectará a nuestras futuras generaciones, la pobreza infantil que lastrará nuestro crecimiento futuro y sobre todo la conciencia por la democracia y por los derechos humanos. También la ausencia de igualdad que afecta ferozmente a las mujeres debe ser trata de forma inmediata. Sin excusas ni esperar un sólo segundo más.

Albert Rivera no protagoniza ni da respuesta a estas hazañas. Además, el mero hecho de su entrada provoca nuevos consensos políticos —junto al PP y al PSOE— que hacen más difícil la lucha contra esa elite financiera y el abordaje de estos aspectos clave. No he escuchado aún una propuesta para enfrentar esos lastres que tenemos encima más que la de crear empleo, un contrato único y trabajadores contentos. Educación propone Rivera para la brecha salarial entre hombres y mujeres, que tardaría 118 años en cerrarse al ritmo actual.

El problema no es que los jóvenes no tengan empleo, sino que muchos nacen con menos posibilidades para acceder a formación superior, acceder a servicios básicos o algo tan básico como tener una vivienda. Ciudadanos pretende emprender un nuevo camino sin antes haber enfrentado estas cuestiones. Cree, la ideología que les subyace, que la desigualdad, la pobreza, etcétera, se arreglaran a medida que el resto de aspectos macroeconómicos se asientan. Por eso no hay propuestas realmente ambiciosos en el plano social y sí en el ámbito económico.

Más allá de que en algunos casos prime la visión liberal de Ciudadanos, en otros, se encuentra ciegos y las ideas que impulsan son propias de una ideología conservadora arraigada. Bajar los impuestos, como proponen, genera que el Estado adelgace, quede menos presupuesto disponible y que por consiguiente algunos programas vean mermadas del respaldo estatal.

Esta es una estrategia que la derecha ha usado a lo largo de los años para recortar precisamente en programas sociales, y no porque sean unos canallas insensibles, sino porque su ideología se asienta en valores como la disciplina, el esfuerzo y la autoridad. ‘Si no consigues valerte por ti mismo, el estado no tiene por qué hacerse cargo de ti’, creen. ‘No puedes ser un lastre para la economía’. Dicen que estos errores del sistema se suelen arreglar con el crecimiento económico, pero lo cierto es que la desigualdad se suele acrecentar porque la mayoría de personas sigue sin tener las herramientas básicas siquiera para entrar al mercado laboral..

Yo sé que esta es la idea del Partido Popular porque se lo dicen sin vergüenza a sus votantes conservadores y también cómo lo van a llevar a cabo. Pero desconozco qué acrobacia se sacará de la manga la formación naranja para plasmar en el papel su idelogiá, algo más reposada que el PP pero con destellos que le adelantan por la derecha. Y lo que es peor, desconocen por qué lo hacen.

El PP le quitó el acceso a la sanidad universal a las personas sin papeles en 2012 y tres años después se vio obligado a rectificar. Nadie sabe, y menos Ciudadanos, cuánto se ahorra excluyendo a alguien de la atención primaria y si, como se ha demostrado en diferentes ocasiones, sale más barato que atenderle después en urgencias. No han calculado qué impacto tiene para la salud pública que un colectivo campe a sus anchas con enfermedades infecciosas. Tampoco, y eso es lo que más me preocupa, que no se hayan parado a pensar el miedo con el que puede vivir una persona sin papeles que cree ser portador de una enfemerdad y no poder ir a un servicio de atención primaria porque su presidente no se ha parado a pensarlo.

Me atemoriza la ligereza con la que hablan de la pobreza. Con esa falta de insensibilidad más propia de rocas que de personas.

No es esta la única propuesta en la que encalla Ciudadanos. Hay decenas de argumentos que retratan su ideología. Para mi son como un cuadro abstracto que solo busca estar en el centro de la sala con el fin de que todos le miren. Quizá, Rivera pueda un día ser presidente de una España que necesite de sus propuestas. Ahora, lo que necesitamos es enfrentar las causas que nos retratan como sociedad de forma energica y unida. También con ilusión, como dice el lema de Ciudadanos, pero alterando las fuerzas que se han acomodad en el poder durante tantos años. Esa debería ser la base angular de cualquier proyecto de país sensible y maduro.

De cuchillas a drones

En los últimos días la polémica con las cuchillas en la valla de Melilla no ha dado un segundo de tregua. Por un lado, las declaraciones de Rajoy a lo largo de esta semana no solo revelan un nefasta comunicación dentro del propio partido, sino con el país al que gobierna. El cual, dice que “habrá que ver” si las cuchillas hacen daño a las personas. A pesar de que en 2009  fuesen retiradas (aunque no del todo) por las lesiones que causaban.

Rajoy piensa o dice pensar, que los accidentes son por saltar la valla, no por las cuchillas que hay en ella. Por eso, en vez de mirar algunas de las fotografías que evidencian este ataque contra los Derechos Humanos, ha pedido un Informe al Ministerio de Interior para estudiar si las cuchillas realmente causan efectos sobre las personas y recalco, personas. Desde el Partido Popular han justificado que las cuchillas “no sólo están en la valla” sino que también se coloca en centros privados y públicos. Mal de muchos consuelo de tontos.

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Por el otro lado, está la posición de PSOE, que propone utilizar drones y radares tecnológicos como alternativa a las cuchillas. Los drones, son aviones no tripulados usados mayoritariamente en aplicaciones militares. La moderna propuesta nace después de que el ministros de Interior, se mostrara dispuesto a rectificar el uso de estos alambres de cuchillas si le daban una alternativa igual de eficaz. Por supuesto el Gobierno ha rechazo esta propuesta porque el problema “no es detectar a los inmigrantes sino detenerlos”. La intención es disuadir, sea como sea e impedir que los inmigrantes crucen la frontera, el resto, da igual. Le falta decir a Fernández Díaz.

Los socialistas, quienes de la mano de su actual líder, denominaban en su anterior legislatura las dichosas concertinas como “medida disuasoria y legal”, han cambiado de opinión drásticamente y ahora se sirven de palabrería más bonita: ”Es más fácil poner un alambre que un avión no tripulado, pero desde el punto de vista moral es inadmisible”. Como si así fuesen a recuperar votos…

El PSOE ha pasado de ver Melilla como territorio comanche a verlo como en la Guerra de las Galaxias. Proponen cambiar las vallas de metal con cuchillas por sensores de movimiento, alarmas acústicas y lumínicas, radares en puntos estratégicos y agentes encargados de control fronterizo. Poner en funcionamiento de forma inmediata una “frontera inteligente”, llevando a cabo modificaciones en la infraestructura que separe vehículos, motos, bicicletas y personas.

“Necesitan mejorar como el comer”, puntualizaba Antonio Trevín. Solo que al socialista, le sobraron tres palabras: ”Necesitan comer” y eso me lleva a la siguiente reflexión. ¿Se pueden establecer barreras disuasorias, que atentan además contra la integridad física, a la desesperación y al hambre?

Esta dichosa sociedad

Otra vez con esas estúpidas frases que no arreglan nada. La gente se preocupa mas de lo que piensa el resto que de si mismo. Están mas pendientes de quien aún no diciendo nada sabe como decirlo que de lo que de verdad le rodea. Estamos perfectamente informados de nada. Los ”te quiero” pierden su sentido públicamente en 140 caracteres, y las únicas cartas que vemos son las del banco. Continue reading